
Empecemos
En este articulo quiero sensibilizar un poco yendo a la raíz de un problema que se ha filtrado en nuestra sociedad pasando desapercibido, el cual esta apoyado con toda la fuerza de la industria y el comercio alimenticio, el SOBREPESO. En las últimas décadas, el sobrepeso se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de salud pública a nivel mundial. España no ha sido la excepción, con una creciente prevalencia de sobrepeso y obesidad tanto en adultos como en niños. Según el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 25% de la población adulta en España es obesa, y alrededor del 40% tiene sobrepeso.
Este aumento ha sido acompañado por un incremento en las enfermedades asociadas, como la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares e hipertensión. Pero ¿Qué factores subyacen detrás de esta epidemia de obesidad, y cuál es el papel de la dopamina en la relación emocional con la comida chatarra?
¿Por qué comemos comida basura?
Estamos creando una sociedad frenética a un ritmo altísimo sin verlas venir, todo sucede muy rápido y todo va encaminado a obtener placer y de manera rápida y fácil, e aquí donde entra la comida rápida chatarra ya que esta es estimulantemente rápida generando dosis de dopamina altas al momento. La dopamina es un neurotransmisor clave en el cerebro, asociado con el placer y la recompensa.
En el contexto de la alimentación, la dopamina juega un papel fundamental en la creación de hábitos y en la búsqueda de gratificación instantánea. La comida rápida y los alimentos ultra procesados están diseñados para proporcionar un golpe rápido de placer, gracias a su alta carga calórica, rica en azúcares, grasas y sal, lo que desencadena la liberación de dopamina. Este proceso es similar a lo que ocurre con otras formas de adicción, como el consumo de drogas o juegos de azar, creando una relación de dependencia emocional con estos alimentos.
A medida que las personas experimentan picos de dopamina tras consumir estos alimentos, el cerebro busca más de esos estímulos, estableciendo un ciclo difícil de romper, estos estímulos tienden a normalizarse por lo que para mantener la misma sensación de placer hay que aumentar la dosis y así sucesivamente en bucle. En una sociedad que está constantemente bajo presión, enfrentando estrés laboral, problemas económicos o conflictos emocionales, la comida basura se convierte en una “válvula de escape” fácil y accesible. En lugar de enfrentarse a los problemas subyacentes, el cerebro opta por la solución rápida que representa el placer efímero de un alimento rico en azúcar o grasa.
Aquí quiero resaltar algo muy importante como es el ejemplo que estamos dejando a nuestra descendencia, las estadísticas de obesidad infantil están aumentando y cada año a edades más tempranas. Es nuestra responsabilidad la educación y protección de nuestros hijos, dentro de la cual esta implícita la que es para mi lo más importante, la salud, debemos tener en cuenta que una buena nutrición no es solo para no tener barriga, no es solo para el postureo, la alimentación es uno de los pilares del ser humano nos aporta salud físico-mental, salud emocional, nos inculca disciplina y por su puesto es junto al ejercicio la mejor inversión que podemos hacer para una digna longevidad, y yo te pregunto ¿acaso no queremos eso para nuestros hijos?

La Industria Alimentaria y su Papel en la Epidemia de Sobrepeso
El vínculo entre dopamina y alimentación no ha pasado desapercibido para la industria alimentaria, que ha perfeccionado el diseño de productos ultraprocesados específicamente para maximizar estos picos de dopamina. Empresas globales invierten grandes sumas en investigación para desarrollar combinaciones de sabores, texturas y colores que resulten irresistibles para el cerebro humano, aprovechándose de su inclinación natural hacia los estímulos rápidos y fáciles. Esto ha creado un entorno donde es casi inevitable caer en la tentación, con alimentos hipercalóricos y bajos en nutrientes disponibles en cada esquina.
Los supermercados y las campañas publicitarias refuerzan esta dependencia emocional, incentivando la compra de estos productos mediante ofertas atractivas y un marketing dirigido tanto a adultos como a niños. En muchos casos, las estrategias publicitarias están diseñadas para crear una asociación emocional entre la comida basura y momentos de felicidad o relajación, consolidando aún más el ciclo de dependencia.
Soluciones: Crear Hábitos Saludables para un Futuro Mejor
A pesar de la magnitud del problema, es posible romper el ciclo de dependencia emocional con la comida basura y reducir el impacto de la obesidad en la sociedad. Una de las claves es reconocer que la dopamina también puede liberarse a través de actividades más saludables y sostenibles, como el ejercicio físico, el contacto social positivo y la alimentación equilibrada. La clave está en construir hábitos que proporcionen placer a largo plazo, en lugar de gratificación instantánea.
La educación nutricional y la promoción de una dieta basada en alimentos naturales y frescos son pasos fundamentales. La incorporación de frutas, verduras, legumbres y proteínas de calidad en la dieta no solo mejora la salud física, sino que también favorece la liberación de dopamina de manera sostenida, evitando los picos y caídas drásticas que los alimentos ultraprocesados generan. Además, actividades como cocinar en casa, compartir comidas con seres queridos y practicar ejercicio regular no solo mejoran el estado físico, sino que también proporcionan beneficios emocionales y sociales.
Soy consciente y por experiencia propia y de mis asesorados que no es fácil, pero solo es cuestión de entender que para estar plenos hay hacer sacrificios que nos aporten ese equilibrio emocional y físico, como ejemplo te pongo el habito de comer fuera, este se normaliza restándole diversión, en cambio si vas reduciendo este habito el día que sales es un autentico banquete.
Por ello una de las técnicas que yo utilizo es ir sustituyendo alimentos poco a poco y sin restringir lo que nos gusta solo ajustando las calorías necesarias, esto a la larga nos mantiene en ese equilibrio de salud física, mental y emocional tan necesaria en estos tiempo, este sistema de dolor placer es aplicable en cualquier ámbito de nuestra vida, pero de eso ya hablare en otro momento.

Guía para una Conducta Alimenticia Saludable a Nivel Emocional
Identificar los desencadenantes emocionales: Es crucial identificar qué emociones llevan a buscar consuelo en la comida. Muchas veces, el estrés, la ansiedad o el aburrimiento están detrás de los antojos de comida chatarra. Llevar un diario emocional puede ayudar a identificar estos patrones.
Sustituir los alimentos ultraprocesados por opciones naturales: Reemplazar gradualmente los alimentos ricos en azúcar y grasas saturadas con opciones más saludables es un paso fundamental. Frutas, frutos secos y yogur natural son buenas alternativas que también pueden proporcionar satisfacción. De hecho hay combinaciones y platos que para mi gusto están a la altura de comidas basura en cuestión de sabor.
Crear rutinas de actividad física y socialización: El ejercicio libera dopamina de manera natural, y la interacción social positiva refuerza esta liberación de forma más estable y duradera. Planificar salidas al aire libre o actividades grupales puede ser de gran ayuda.
Mindful eating: La alimentación consciente, se trata de comer conscientemente, prestando atención a las señales de hambre y saciedad del cuerpo, reduce la tendencia a comer por motivos emocionales. La práctica de la alimentación consciente, que se enfoca en saborear y disfrutar cada bocado, ha mostrado ser eficaz para reducir los atracones.
Establecer metas a largo plazo: Cambiar la alimentación no es un proceso instantáneo. Establecer metas realistas y alcanzables, como incorporar una nueva verdura o fruta a la semana, y premiarse con actividades saludables en lugar de con alimentos ultraprocesados, ayuda a consolidar nuevos hábitos.
Estudios y Casos de Éxito
Existen varios estudios que avalan la relación entre la dopamina y la alimentación. Un estudio publicado por Dr. Dana Small, neurocientífica de la Universidad de Yale, encontró que los alimentos ricos en grasas y azúcares crean una sobrecarga de dopamina en el cerebro, similar a lo que ocurre con sustancias adictivas. Otro estudio dirigido por Dr. Ashley Gearhardt, especialista en comportamiento alimentario de la Universidad de Michigan, confirmó que los alimentos procesados estimulan áreas cerebrales relacionadas con la adicción, reforzando la idea de que el consumo frecuente de estos productos puede generar un ciclo adictivo.

Resumiendo
El sobrepeso y la obesidad, en gran parte impulsados por la dependencia emocional a los alimentos chatarra, han alcanzado niveles alarmantes en España y el mundo. Sin embargo, es posible romper este ciclo adictivo al fomentar hábitos más saludables, que proporcionen satisfacción emocional y física de manera más equilibrada y sostenible. Al educar a a nuestros pequeños sobre la relación entre la dopamina y la alimentación, y al ofrecer alternativas saludables, podemos aspirar a un futuro en el que nuestras decisiones alimentarias estén basadas en el bienestar a largo plazo, y no en la gratificación instantánea.